Written by Juan Gustavo Daza Martínez

Es penoso lo que ha pasado en los últimos años con la industria aeronautica en nuestro país (y en muchas industrias) desde que el nuevo gobierno tomó las riendas de la administración de México y es que, a pesar de la gran crisis que generó la pandemia de COVID-19, la aviación mexicana ya se venía pisando mal y sin alguna señal de crecimiento a corto o largo plazo. El punto de inflexión, desde mi punto de vista, más grave sin duda es la cancelación del nuevo Aeropuerto de Texcoco, ese aeropuerto que ha causado mucha polémica y debate entre expertos y no expertos en la rama, los que trabajan en algún sector de la industria o los que simplemente opinan por ser parte importante para el desarrollo economico nacional. Las opiniones pueden ser diversas en el aspecto de apoyar o no su cancelación por diversas causas que han influído en toda su etapa de planeación de ejecución y que pueden afectar positiva o negativamente en lo económico, político y social al país. Al final esta decisión fue tomada supuestamente por elección popular, decisión que no puede ser consultada a la ciudadanía que no es apta para analizar las ventajas y desventajas de un nuevo aeropuerto en la zona que sea. Pero en México todo es posible.

Después, hace casi un año ya, Interjet anuncia oficialmente un paro operacional por problemas financieros, fiscales y de cumplimiento de sueldos con sus trabajadores, algo que afecta significativamente a la competitividad del sector aéreo, una competitividad que durante años ha ido de más a menos, donde a cada vez es menor el interés de empresarios y funcionarios públicos para el crecimiento del sector.

Las aerolíneas mexicanas se caracterizan por ser de bajo costo, a excepción de Aeroméxico, pero que es un modelo de negocio que ha sido muy ventajoso para muchas aerolíneas en el mundo y que se puede observar que, si se ejecuta de buena manera, el resultado es excepcional para los consumidores que solo buscan algo básico y eficaz. El problema es que en México, dicho modelo es el que predomina y la manera en la que se ejecuta es bastante pobre, esto lo podemos corroborar en el sitio web de Skytrax donde se observa un rendimiento bajo de aerolíneas mexicanas de bajo costo a nivel internacional medido en competencias. Países como Chile, Ecuador, Argentina o hasta Panamá gozan de mejores menciones honoríficas en cuanto a rendimiento operacional y de servicio.

Por último, la buena anécdota finaliza con la FAA anunciando la baja de categoría a nivel 2 por deficiencias en la seguridad aérea en la que participa el estado, las empresas y sus agentes, muy similar a lo que sucedió en el año 2010 donde el gobierno de aquel entonces hizo todo lo posible, obviamente a como se pudo, para recuperar la categoría 1 y no tener afectaciones de conexión con los Estados Unidos que pues, claro, es el principal demandante de tráfico aéreo con México, cosa que al final se logró. Casualmente coincidió con la declaración en bancarrota de Mexicana de Aviación, algo muy familiar a lo que sucede actualmente, vaya casualidad.

Después de 11 años no hemos sido capaces de aprender y sobrellevar las riendas de algo que solo ha estado divagando sin tener algo prometedor al final del túnel y es que cuando lo tuvimos se dio marcha por temas insostenibles que pueden tener o no fundamentos, lo cierto es que el decrecimiento de la aviación en México esta más que claro y esto, a futuro, nos traerá afectaciones económicas por cuesiones directas e indirectas en las que interviene el sector aéreo para todos los que se involucran de alguna forma, siendo trabajador, inversor, funcionario, embajador, etc. Lo único positivo es que nunca es tarde para que este rumbo pueda tomar otra cara.

"Cuando todo parezca estar en tu contra, recuerda que un avión no despega con el viento a favor"

Henry Ford